A pesar de que se ha demostrado a través de estudios que las llamadas «terapias de conversión» tienen graves consecuencias para las personas que se someten a estos métodos, psicólogos y psiquiatras lo utilizan como una promesa para convertir a personas transgénero, gays y lesbianas en heterosexuales. a través de la palabra de Dios.
Varias personas entrevistadas por N Investigación Periodística revelaron lo traumáticas que pueden ser estas terapias, que en lugar de cumplir lo que promete, provoca trauma en quien la ha vivido.
Daniel Reyes, psicólogo, Mónica Ruiz, directora ejecutiva de la organización Trans Este Podemos Avanzar, y una profesional de 44 años que prefirió mantener oculta su identidad se refirieron a las terapias de conversión, a las que fueron sometidos cuando eran adolescentes, intervenciones utilizado para cambiar su orientación sexual o identidad de género.
El término en sí es el primer objeto de debate ya que la palabra «terapia» proviene del griego que denota «curación», como si la homosexualidad fuera una enfermedad, posición que ha sido rectificada por estudios realizados desde la década de 1970.
Alejandro Kepp, psicólogo especialista en LGBTQ, explicó que hace 50 años la Organización Americana de Psicología, que es la más importante del mundo, ha dicho que esto no es una enfermedad y la Organización Mundial de la Salud lo hizo en 1990. En otras palabras, también estamos hablando de 33 años.
Sin embargo, a mediados de 2023, algunos profesionales de la salud mental continúan tratando la homosexualidad como una enfermedad a pesar de su eliminación del manual de diagnóstico DMS2. Debido a la falta de evidencia científica y la informalidad de estos métodos, entre otras razones que veremos más adelante, algunos profesionales creen que estas intervenciones no deberían llamarse terapias.
“Lo hemos llamado ECOCIG, que es Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género.
Informes recientes disponibles públicamente revelan que estos esfuerzos se están llevando a cabo en unos 68 países en la actualidad. Pero se han realizado durante siglos con técnicas cuestionables (…). Todo empezó con pequeñas inyecciones que le hacían en el cerebro. Luego han pasado a métodos horribles… Por ejemplo, poner a estas personas a ver material homoerótico, pero al mismo tiempo darles descargas eléctricas”, explicó Kepp,
Mientras que la Dra. Laura Pou Ottenwalder, psiquiatra, reveló que los hombres homosexuales dan terapia hormonal con testosterona, las mujeres también con progesterona y estrógeno.
Uno de los escenarios donde se llevan a cabo estas terapias es en los consultorios de los psicólogos.
Daniel Reyes, de 29 años, recuerda cómo a los 16 años sus padres lo llevaron al doctor José Dunker, un profesional de la salud mental que actualmente tiene 80 años, líder evangélico y decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional Evangélica. Universidad.
Según el denunciante, en la primera consulta, el profesional de la salud mental básicamente le dio una serie de razones por las que no debería ser homosexual.
Reyes afirmó que le dijeron que la esperanza de vida era menor, “que íbamos contra corriente… que siendo así nos exponíamos a enfermedades”.
Agrega que también le hizo escribir una carta que debía leer todos los días. «Lo que esa carta prácticamente decía era que asumo la responsabilidad, me comprometo con este proceso para cambiar mi orientación sexual».
El proceso también incluyó la lectura del libro «La Homosexualidad al Desnudo», escrito por José Dunker, en el que afirma que «la atracción por el mismo sexo es un comportamiento que se aprende acompañado de un exceso de enfermedades, entre las que se menciona la fiebre». fiebre tifoidea, herpes, ameba y lo que él llama “síndrome del intestino gay”.
Atribuye estas enfermedades a la práctica sexual de la boca y el ano y sostiene que la homosexualidad responde positivamente a la psicoterapia de forma similar a otras adicciones.
Mónica Ruiz, afectada por la terapia de conversión, dijo que le hicieron pruebas para ver si había algún problema físico que pudiera darme pistas sobre el porqué de su “comportamiento”.
“Me encerraron en una habitación del tamaño de un baño chico, sin luces, con un escritorio con una lucecita encendida para llenar cuestionarios”, reveló, explicando que otro de los métodos lo aplicaron durante los cuatro meses que duró en una centro psiquiátrico privado y que constaba de dos doctoras. Una de ella le dijo que su identidad de género era simplemente una condición humana, mientras que la otra insistió en que Dios nunca la perdonaría y que se iría al infierno. “Era prácticamente lo que veíamos en nuestra infancia, en los dibujos animados que teníamos un angelito hablándonos de un lado y un diablo hablándonos del otro”.
Pero existen otros métodos mucho más graves ya que afectan directamente a las personas con VIH; “Le dijeron que dejara de tomar sus medicamentos. Cuando la gente del grupo iba a las clínicas u hospitales donde tenían aumento de la carga viral, nos decían que Dios nos va a curar”.
Según datos de las Naciones Unidas de 2020, las organizaciones religiosas representan el 18,9 por ciento de los proveedores del lucrativo negocio de la terapia de conversión.
Sin embargo, el Consejo Dominicano de la Unidad Evangélica (CODUE) rechaza estos métodos en el país.
Así lo expresó su presidente, Feliciano Lacen, “Lo peor es querer curar algo con otro mal, porque lo que debe hacer la persona es tomar conciencia, decirle mira, eso dice la Biblia sobre el matrimonio, sobre la mujer, para el hombre».
En 2012, la OPS señaló que las «terapias de conversión», ya sea en consultorios médicos, clínicas psiquiátricas o campamentos religiosos, carecen de justificación médica, amenazan la salud y los derechos humanos. Incluso, un informe presentado por Naciones Unidas en 2020 que contiene una encuesta a 8.000 personas de 100 países muestra que el 98 por ciento de las personas sometidas a estas prácticas sufren daños como pensamientos suicidas, intentos de suicidio, depresión y ansiedad. Así lo confirman los afectados entrevistados en N Investigación Periodística.
En República Dominicana, el 96.7 por ciento de las personas LGBTI afirma haber sido víctima o testigo de formas de violencia derivadas de su orientación sexual, según la Encuesta Nacional LGBTI 2020 realizada por USAID y la Embajada del Reino Unido en el país.